Voy a soñar que estoy sentada ante el viejo buró, con tintero y pluma en mano, y que tengo todo el tiempo del mundo... porque soñar no cuesta nada.

jueves, 5 de marzo de 2020

NOS CASÓ EN VERSO (CON ACENTO LUCENTINO)


Desmayarse, atreverse, estar furioso,
Áspero, tierno, liberal, esquivo,
Alentado, mortal, difunto, vivo,
Leal, traidor, cobarde y animoso;

No hallar fuera del bien centro y reposo,
Mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
Enojado, valiente, fugitivo,
Satisfecho, ofendido, receloso;

Huir el rostro al claro desengaño,
Beber veneno por licor suave,
Olvidar el provecho, amar el daño;

Creer que un cielo en un infierno cabe,
Dar la vida y el alma a un desengaño;
Esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Con este soneto de Lope de Vega, recitado de memoria con su auténtico acento lucentino, nos casó Manolo Lara a Manuel y a mí en el despacho del alcalde un viernes de septiembre de 2017.
Nos regaló un librito de poesía de Luis Alberto de Cuenca, de la colección 4 Estaciones, del que también nos leyó durante la ceremonia El Desayuno,

Me gustas cuando dices tonterías,
Cuando metes la pata, cuando mientes,
Cuando te vas de compras con tu madre
Y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
Y me cubres de besos y de tartas,
O cuando eres feliz y se te nota,
O cuando eres genial con una frase
Que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
O cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
No puedo resistir lo que me gustas,
Cuando, llena de vida, te despiertas
Y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno.»

A él le hacía ilusión casarnos, había prometido una boda “chula” y lo cumplió con creces. Nuestro “cura” −así nos lo recordaba cada vez que nos veía− era un poeta romántico, original y divertido. Qué suerte tuvimos.

Ahora, tristemente, me sumo al dolor de su pérdida, al lamento colectivo que ha provocado su muerte temprana e injusta. Yo también he llorado por él y por su familia, y de mi garganta, en un grito ahogado, también brota esta absurda pregunta que no tiene respuesta: ¿Por qué?

Estoy segura de que los cronistas oficiales dejarán grabado su nombre y su legado, y dentro de muchos años, cuando ya ninguno estemos aquí, seguirá vivo en la Historia de Lucena y lo estudiarán como personaje ilustre y ejemplo de labor profesional y humana.

Hasta siempre, Manolo. Contamos contigo para nuestras bodas de oro y platino.







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