Voy a soñar que estoy sentada ante el viejo buró, con tintero y pluma en mano, y que tengo todo el tiempo del mundo... porque soñar no cuesta nada.

martes, 8 de octubre de 2013

MANOLO EL SAXOFONISTA


Quiero inaugurar este blog con un texto que escribí hace varios meses, tras vivir una experiencia que me conmovió y removió mi interior, sin ser consciente de que lo guardaba para una buena ocasión.  Está dedicado a Manolo, cuya perseverancia me inspira, y a sus padres, porque siempre necesitamos el apoyo de los seres queridos para poder cumplir nuestro sueño.

Lucena, 16 de marzo de 2013

Hoy he asistido a las XVI Jornadas para padres que organiza la delegación de Servicios Sociales en Lucena. En los últimos siete años sólo he faltado el pasado -lo que lamenté mucho porque siempre me han gustado y las he disfrutado. Como ya es habitual, las dos conferencias han sido muy interesantes, y el día, en general, ha sido provechoso y satisfactorio, pero hoy ha ocurrido algo singular.

Antes de la primera conferencia, por la mañana, ha habido un breve y peculiar concierto. Varios alumnos del conservatorio elemental de música de Lucena adscritos al programa Musintégrate -todos con deficiencias psíquicas-, han tocado algunas piezas con diferentes instrumentos, acompañados y guiados magistralmente al piano por profesores del conservatorio.

El primer alumno, un niño de unos nueve o diez años, ha tocado el piano; en segundo lugar, una adolescente, el violonchelo. Ambos se esforzaban en tocar lo mejor posible, aunque su torpeza era evidente y por eso mismo entrañable, pero físicamente resultaba muy difícil apreciar su deficiencia.

El tercero, un joven de unos veinte años con síndrome de down, ha tocado el saxofón siguiendo el ritmo y los compases con el pie sobre el escenario. Los primeros temas han sonado realmente bien, con soltura, pero en los últimos, ya se le notaba cansado y nervioso, y había notas que ni siquiera se escuchaban. Ya no acertaba, no tenía fuerza para soplar, sin embargo, él repetía incesantemente, lo intentaba una y otra vez. Miguel Beato, el profesor de piano, lo acompañaba  de una forma indescriptible, mirándolo, adaptándose a su ritmo, a sus repeticiones, a sus atranques, con auténtica maestría y dulzura al mismo tiempo. Ambos han provocado una escena que despertaba tanta ternura que me ha emocionado. Al final, con los aplausos, yo quería gritar ¡BRAVO!, pero tenía un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas.

Durante la paella de convivencia, supimos por sus padres que  Manolo desde pequeño quería tocar el saxofón, les rogaba y les suplicaba, pero ellos lo veían inviable. Confesaron que desde que nació ellos apenas tuvieron esperanzas en sus posibilidades. Pero Manolo nunca dejó de  insistir en su empeño de tocar el saxofón. Años después, su padre, que es constructor, acudió a hacer un trabajo: se trataba de insonorizar una habitación para un músico, un guitarrista. El padre le contó que su hijo desde pequeño tenía la ilusión de tocar el saxofón, y el guitarrista consiguió que un compañero saxofonista le diese clases. Ahí empezó todo.

Ahora, Manolo es capaz de tocar, ¡y muy bien! -tuve la suerte de escuchar en el móvil del padre una grabación de un Cumpleaños Feliz perfecto-. Sus padres, que se desplazan dos días de la semana de Córdoba a Lucena para acudir a las clases al conservatorio, no caben en sí de orgullo.

Hay que ir a lo esencial, no a lo importante, hay que confiar, hay que soñar, tener sueños y perseguirlos.

Ahora sí: ¡Bravo, Manolo!

7 comentarios:

  1. A quien escribe se le supone el valor... de enfrentarse a las cuartillas en blanco y de tener en cada lector un crítico, que puede abandonarte a la quinta o la trigésima página pero que tambien puede quedar seducido una y otra vez con lo escrito.
    Como Manolo puedes perseguir este sueño, confiar en él y alcanzarlo.
    Quien escribe necesita lectores, soy uno más.
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Qué bonitas palabras, Joaquín. Muchas gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a tí Araceli; voy a marcarte un texto cortito que colgué en mi muro en agosto.
      Besos

      Eliminar
  3. ¡Bien escrito prima primor!
    Si algo he aprendido en mis últimos años como voluntario, es que si te repiten, una y otra vez que no puedes, que no eres capaz... al final acabas siendo eso, un incapacitado. Nos empeñamos en considerar minusválidos a personas que son sólo minusvaloradas.
    ¡Enhorabuena!

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias, primor de primo, y muchos besos.

    ResponderEliminar
  5. Magnífico, Ara! no me extraña q se te hiciera un nudo en la garganta..no sería pá menos! Por mi propia experiencia, puedo decirte, q una de las cosas más positivas q tiene el intentar algo con tanto ahínco y durante tanto tiempo, es q se va aclarando el círculo de personas q realmente merece la pena y cuál, sorprendentemente, jamás creerías q te daría de lao..

    Va a favoritos éste, tu particular buró, para ir estando al día de tus andanzas blogueras!

    Un besote,

    Ph.

    ResponderEliminar