Voy a soñar que estoy sentada ante el viejo buró, con tintero y pluma en mano, y que tengo todo el tiempo del mundo... porque soñar no cuesta nada.

lunes, 13 de enero de 2014

EL PUNTO DE VISTA


LA SITUACIÓN

Cuando salió del centro comercial ya había anochecido. Llevaba varias bolsas con paquetes envueltos en papel de regalo. Caminó hasta su coche y guardó las compras en el maletero. Condujo hasta su casa y aparcó en el garaje. Saludó con un beso a su marido y a su hijo, y se dirigió al cuarto de baño, donde empezó a desmaquillarse.

ÉL

Mi esposa llegó a casa más tarde de lo habitual. Seguramente  había tenido un día agotador en el trabajo. Esa mañana incluso se había ido a la oficina más temprano de lo que acostumbraba. La observé cuando estaba ante el espejo desmaquillándose, me pareció distraída y tan absorta en sus pensamientos que ni siquiera reparó en mi presencia mientras me desnudaba para darme una ducha.

ELLA

Llegué a casa, por fin, después de un día agotador. Me había levantado muy temprano para llegar a la oficina antes de mi hora habitual y así poder salir un poco antes. Faltaban muy pocos días para Navidad y aún no había comprado los regalos. No podía demorarlo  más, así que, después de dos horas de dudas e indecisiones en el centro comercial, volví con los paquetes en el maletero del coche. Mientras me desmaquillaba ante el espejo, no podía dejar de darle vueltas al asunto: «¿Habré acertado esta vez?»

ELLOS

Llegó a casa, agotada después de haber pasado todo el día fuera. Se había levantado muy temprano para llegar a la oficina antes de su hora habitual y así poder salir un poco antes. Faltaban muy pocos días para Navidad y aún no había comprado los regalos. No podía demorarlo más, así que, después de dos horas de dudas e indecisiones en el centro comercial, volvió con los paquetes en el maletero del coche. Besó a su marido y a su hijo, y se dirigió al cuarto de baño pues necesitaba asearse y ponerse cómoda. Su marido la siguió y la observó mientras él se desnudaba para darse una ducha, pero ella ni siquiera reparó en su presencia. Se estaba desmaquillando ante el espejo y no podía dejar de darle vueltas al asunto: «¿Habría acertado esta vez?»

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